De las reuniones consultivas del Tratado Antártico surge la necesidad de una protección especial a los recursos vivos marinos, luego de extensos debates y propuestas se decide realizar la Convención para la Conservación de Recursos Vivos Marinos Antárticos en Camberra, Australia entre el 7 al 12 de Mayo de 1980.
Las Partes Consultivas de la RCTA, con el asesoramiento del SCAR, preocupadas por el avance del interés pesquero por las especies marinas de la Antártida y zonas subantárticas, incluyendo el krill, encontraron una solución adecuada con esta convención que constituyó la Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCRVMA).
El ámbito de aplicación de la Convención es para todas las poblaciones antárticas de peces, moluscos, crustáceos y aves marinas que se encuentran al sur de la Convergencia Antártica (el Área de la Convención). Fueron excluidos los pinnípedos y las ballenas por tener por existir convenciones particulares que regulan las acciones de protección de estos seres vivos.
La Comisión incluye un Comité Científico que brinda información científica sobre los niveles de explotación y todo asunto vinculado con su competencia específica. La opinión del Comité Científico debe ser tomada en cuenta por el plenario y ser analizada por la Partes en el momento de la toma de decisión.
Dentro del comité se analizan los proyectos científicos de los Miembros, realizar un ordenamiento de la pesca en el ámbito de la CCRVMA incluyendo el seguimiento de pesquerías, la observación científica a bordo de barcos de pesca y el seguimiento del ecosistema y programas de monitoreo de los desechos marinos.
La importancia de la CCRVMA en la creación de AMPs y las medidas conservacionistas generaron el interés de muchos países con intereses pesqueros independientemente de su participación en el STA y, también un fuerte debate de perfil ambientalista. Hoy participan 36 países, algunos sin participación en las campañas antárticas y con fuerte presencia en la pesca.